Como ya adelantamos en nuestro primer post, la economía colaborativa no es una moda, ni algo pasajero, ni uno de los denominados “buzz words” . La economía colaborativa se afianza en varios pilares, sociales (conecta a personas con personas con diferentes fines) razones económicas y prácticas (ahorrar dinero y tiempo en muchos casos) y cuestiones de sostenibilidad, pretende alcanzar un sistema más equilibrado y en el que se optimizan los recursos.

Hoy vamos a hablar de uno de los sectores pioneros de la economía colaborativa, el crowdfunding también conocido como micromecenazgo, es una vía nueva de conseguir financiación a través de plataformas virtuales que ejercen de “lanzadera” para proyectos de diversa índole, desde desarrollo de un producto, a la financiación de una película, disco, movimiento, hasta plataformas con vocación más social.

El número de plataformas que permiten a cualquier persona invertir con un capital mínimo, ha ido proliferando a lo largo de los años, y especializándose en diferentes sectores. Desde webs internacionales con proyectos de todo el mundo, como Kickstarter o Indiegogo hasta empresas nacionales como Verkami, el listado de plataformas no deja de crecer. Lo interesante de los servicios de crowdfunding, además de ser una vía de ingresos alternativa a los canales tradicionales de financiación, es que permiten testear la receptividad del producto o proyecto frente al público, una investigación de mercado antes de salir.

Recientemente, el sector ha estado rodeado de mucha polémica tras los fallidos intentos por coartar o limitar esta actividad. Después de meses de negociación entre los agentes implicados, se llegó a un proyecto que contentaba a todas las partes. Lo más significativo de esta nueva ley es que crea dos figuras, la del inversor acreditado (inversores con un perfil más institucional, empresas y grandes inversores) que no tendrán límites de inversión en estos proyectos, al contrario que los no acreditados, que no podrán invertir más de 3.000€ por proyecto, ni más de 10.000€ por plataforma.

La siente pregunta clave es, pero el crowdfunding, ¿funciona? Según un estudio de la prestigiosa revista Forbes, la respuesta es claramente si. Los proyectos que han usado este tipo de plataformas para financiarse han conseguido aumentar sus ventas una media de un 341% más que los proyectos que no han sido “crowdfundeados”.