Sostenibilidad, esa palabra tan grande, solemne, paradigmática, ¿realista? ¿es posible un mundo sostenible? Esas cuestiones que a veces nos abruman y solo encuentran respuestas contradictorias, desde el nihilimo hedonista: “si total, esto va a durar dos días, vamos a disfrutar”, pasando por las teorías de la negación del cambio climático: “todo eso son patochadas”, hasta los ecoterroristas o de la “yihad del mundo eco-bio”. La gran mayoría de las personas, se encuentran perdidas en este nuevo paradigma, me preocupa el planeta si, soy consciente del abuso que hacemos, pero no me quiero ir a vivir a una aldea ecológica en el campo, ¿qué puedo hacer?

Según la ONU el desarrollo sostenible es “un tipo de crecimiento que cubre las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de generaciones futuras de cubrir sus necesidades”. Uno de repente siente el peso de la responsabilidad del planeta sobre sus hombros, no desesperen lectores, es más simple de lo que parece.

La sostenibilidad, como casi todo, empieza en nuestra casa y con pequeños gestos, como consumidores tenemos la opción de elegir y esas elecciones determinan, ya no solo quienes somos, sino también cómo nos queremos posicionar en el mundo. Cada gesto y cada decisión de compra importa, porque son los esos pequeños gestos cotidianos los que a la larga producen los grandes cambios.

Yendo un poco más a lo concreto, hay temas muy fáciles que podemos aplicar en nuestro día a día, hasta convertirlo en un hábito, como lavarnos los dientes.

Recicla: Si, estás harto de que lo digan en Master Chef, has intentado alguna vez hacer una de esas manualidades que parecen tan fáciles con resultados desastrosos, no desesperes, no todos estamos preparados para ser artesanos del reciclaje. Con que organices los desechos de tu casa en 3 bolsas distintas ya está, no hace falta tener 3 cubos, no es complejo, y está cerca de casa, así que no busques más excusas: Vidrio, papel y plástico. Una vez te acostumbres sufrirás un micro infarto al ver un bote de cristal junto a residuos orgánicos.

Consume con cabeza los recursos que tenemos, toma consciencia de que el agua es un bien escaso, en el baño tenlo presente, deja los cánticos en la ducha para el karaoke, piensa en el agua que estás consumiendo cuando friegues, pongas lavadoras y lavaplatos. Esto es aplicable también a la energía, cuando salgas de un cuarto apaga las luces, no tengas el aire acondicionado puesto todo el día si no lo necesitas, utiliza bombillas de bajo consumo. Lo mismo con el coche, intenta utilizar más el transporte público o comparte coche para tus trayectos, estos pequeños gestos ayudan a reducir el gasto energético, además de que tu bolsillo se beneficiará.

Consume producto local y de temporada, son alimentos más frecos, con mejor sabor y contribuyen a respetar el medioambiente, además de apoyar a mercados cercanos al consumidor.

Con estos tres gestos tan simples, ya contribuyes a que este sea un mundo mejor.