Ya están aquí. Vuelven las navidades, el Almendro, los anuncios emotivos, la lotería, los empachos, los regalos de siempre, la familia. Época de paz, amor, excesos y cada año los mismos errores. Ya lo dice el refranero popular y Julio Iglesias, tropezamos constantemente con la misma piedra.

Terminan las navidades y como siempre uno se encuentra con 2 kilos más, agotado, entrando en la oficina con la cabeza gacha y la cuenta en números rojos. Ahí es cuando te das cuenta de que has vuelto a cometer los mismos errores de CADA año. Estas son las consecuencias del llamado “efecto jagger” una especie de arrebato pasajero provocado por la euforia festiva que hace que “tomarte un chupito” te parezca una grandísima idea, igual que liderar una conga con las de administración, ¡no, no y no!

1. CENA DE EMPRESA

Quizás lleguemos un poco tarde para el primer consejo y estés viviendo en tus propias carnes la mezcla de compañerismo y malestar que deja una resaca grupal de oficina.

Ese vínculo, vítores, esos posibles actos afectuosos con tu jefe (“En el fondo, es un buen tipo”) desaparecen con la luz del sol. Con el ibuprofeno la dulce armonía -incluso exaltación de la amistad- se desvanece. Por eso, es CRUCIAL “no liarla parda” y sabes perfectamente a lo que nos referimos. Vestimenta discreta, evitar chupitos, maniatar al “twerker” que llevas dentro y definitivamente, evitar el karaoke.

2. CENAS DE NAVIDAD Y MANAGEMENT DE AGENDA

¿Es realmente necesario esa maratón de eventos navideños? ¿Es imprescindible que quedes con aquellos compañeros del colegio, con los que no hablas y que han decidido este año reunirse por navidad? ¿Es ineludible ese aperitivo con los ex, ex, ex compañeros de trabajo de aquella empresa que dejaste ya hace 3 años? La respuesta es sencilla: NO. No hace falta, si fuese tan importante y crucial veros, lo podríais hacer en otro momento del año. Probablemente estén detrás de esas invitaciones, los denominados “amigos navideños” esa especie que florece con el turrón y que alimenta su vida social a través de miles de planes navideños, seres que, embriagados por los belenes, de dedican a organizar cenas sin fin.

Por otra parte, es importante hacer una buena gestión de la agenda, no recomendamos concatenar aperitivo, con comida o cena, o aperitivo con nada más. Bien es sabido que los aperitivos navideños entran en una especie de agujero negro temporal que te escupe 5 horas más tarde con un gintonic en la mano y en un bar que no reconoces.

3. EVITAR MERCADILLOS DE NAVIDAD

Esta misma fiebre o delirio colectivo lleva año tras año a la obligada peregrinación a mercadillos navideños, junto con miles y miles de personas que curiosamente tienen la misma idea “¡vamos a la Plaza Mayor!”.

Esto se vincula claramente con el efecto “si hay una cola grande, me pongo en ella”, si sufres ese síndrome o la irremediable necesidad de comprarte una diadema de reno, no podemos más que darte ánimos.

Para todos aquellos que en un momento dado piensan, “pero, ¿en qué momento me ha parecido esto una buena idea?” recordarte que es crucial evitar esos espacios en fechas claves y horarios familiares. Ir a primera hora o mediodía, puede evitar un ataque severo de claustrofobia y misantropía. Recomendamos también ir a mercadillos alternativos y hacer tus compras navideñas ahí.

4. MENSAJES NAVIDEÑOS

Hay gente que todavía es romántica y manda un Christmas vía email, cuando te encuentras una postal en el buzón es tan emotivo como sería encontrarse un unicornio…¡existen! En esta sociedad en que cada día vamos más acelerados y en la que todo que viene determinado por la inmediatez, whatsapp ha calado en nuestros hábitos como un guante. En su día ya empezaron a proliferar los mensajes SMS de navidad, con arbolitos y que uno podía reenviar. En esa época el precio del mensaje era el que ponía la mesura en los envíos, pero llego el whatsapp y con el, los grupos, la verborrea sin freno de los chats y los miles y miles de imágenes que se reenvían.

Por eso hacemos un llamamiento público a la mesura y a limitar esas cadenas, evitar a toda costa mandar mensajes indiscriminadamente a toda la agenda “a lo loco”. De nuevo amigos, no es necesario.

5. PROPÓSITOS NAVIDEÑOS

Otro de los errores recurrentes que conllevan indefectiblemente a la frustración son los “objetivos del año”. El 1 de enero es una fecha maravillosa porque te permite “empezar de 0” y marcarse nuevos objetivos…pero no tanto. No hagas un listado interminable que vaya desde cambiar de piso y trabajo a aprender idiomas, hacer deporte todos los días, perder peso y ahorrar. Principalmente porque quizás muchos sean los propósitos que cada año no cumples (y algunos encima, sean incompatibles). Objetivo: ser mas realista y ponerte metas más alcanzables, en septiembre, os dimos algunas ideas.

Y ahora, pensando en positivo, el año puede ofrecer muchas posibilidades, más si metes la cabeza en la economía colaborativa. Puedes conocer gente y hacer planes únicos, puedes intentar tener un ingreso extra alquilando alguna habitación de tu casa en formato alquiler turístico, o puedes decidir viajar con WONOWO y ahorrar hasta un 60% en transporte y apartamentos.

¡Sonrían y FELIZ NAVIDAD amigos!